miércoles, 7 de septiembre de 2016

Capítulo 31: Declaración de guerra (Gabrielle)

No hay nada más frustrante en el mundo que estar sentada al lado de un montón de gente que no para de discutir entre sí. Los draacars parecían a punto de lanzarse al cuello de mis consejeros y mis consejeros parecían estar pensando el tipo de muerte más dolorosa que podrían darles.
-¡No permitiré que mi pueblo sufra por la necedad de un grupo de sabiondos creídos! -gritó el Draacar Superior.
-Nosotros no permitiremos que el País del Papel arda en llamas por la estupidez de unos bárbaros! ¡Bruto desconsiderado! -gritó Adelaida con todas sus fuerzas.
Aunque la situación no podía ser más horrible, el hecho de que Adelaida le plantara cara a un hombre dos veces más grande que ella era inmensamente cómico. Sin embargo, supuse que reírme en un momento como ese podría resultar fuera de lugar.
-Oh, callaos de una vez. En vez de discutir como niños de seis años podríamos… -empecé a hablar.
-Nos compara con niños una niña de 18 años, qué bajo hemos caído... -me interrumpió él padre de Evan con una mirada de desprecio.
-La niña de 18 años tiene un país que dirigir y no necesita comentarios hirientes -le miré con las cejas alzadas y él me soltó un gruñido animal. Adiós a llevarse bien con él padre de tu… ¿Qué era Evan para mí?-. A lo que iba, ya sabemos quién es nuestro enemigo. Lo cual ya es algo. Sabemos lo que quieren: provocar el caos en nuestros países para llegar a una guerra.
-¿Segura? En el fondo… Parece que tienen razón. En fin, hemos roto el Acuerdo Puro… -comenzó él Draacar Superior. Las puertas se abrieron en ese momento y por ellas entró Evan.
-¿Qué haces tú aquí? -pregunté sonando algo más brusca de lo que pretendía.
-Mmm, soy un draacar. Técnicamente -me dijo Evan mirándome con diversión.
-¿Veis? A esto me refería. Una niña de 18 años que dirige el País del Papel y un draacar extremadamente joven enamorados, por favor, si esto no es romper los Acuerdos no sé lo que es -el Draacar me miró reprobatoriamente.
-¿Es esto una broma? ¿Está tomándome por una estúpida? Que yo recuerde fuisteis vosotros los que mandasteis al señor Karian al País del Papel. Además, han pasado 100 años. Las cosas ya estaban tranquilas, es hora de volver a comunicarnos entre nosotros. Si tanto le molesta mi, mmm… -miré a Evan en busca de ayuda. Él me miraba con la diversión plasmada en el rostro-. Mi relación con Evan Karian podría haberlo hecho antes, usted no es nadie para opinar sobre eso.
-¿No soy nadie? Tenéis el juicio nublado. Es normal que nos ataquen, relaciones amorosas entre un draacar y la gobernadora del País del Papel… Sería suficiente como para… Mataros -el Draacar Superior se dirigió a mí con fuego en la mirada.
-¡¿Qué?! ¡¿Matarnos?! -Evan soltó un gritito para nada masculino y miró a sus padres con desesperación-. ¿No vais a decir nada?
Su padre giró la cabeza como si no lo hubiera oído y su madre se levantó de la mesa y miró al Draacar Superior con la amenaza escrita en la cara.
-Si le hace algo a mi niño y a… Mmm… Su novia, juro que le mataré. ¿Qué clase de líder amenaza a sus seguidores y a sus aliados? -la madre de Evan volvió a sentarse. Me miró un segundo y me dirigió una sonrisa triste. La madre de Evan era mi nueva persona favorita del mundo.
-Eso, deberíamos estar buscando soluciones, no peleando entre nosotros. Tenemos un enemigo común que ha destrozado este palacio y ha acabado con la vida de un montón de cristalinos inocentes. No podemos esperar a que realicen el siguiente movimiento, hay que estar preparados. El único problema es que son una panda de cobardes que no da la cara y prefiere no decir quiénes son en realidad. Debemos averiguar cómo contactar con ellos y hacerles saber que no tienen ninguna oportunidad contra nosotros. ¿Entendido? -dije mirando directamente al Draacar Superior.
-¿Cómo podríamos comunicarnos con ellos? -dijo Trent. Era la primera vez que hablaba en la reunión y se le notaba bastante más decaído que antes.
-Bastaría con hacer una rueda de prensa. Vamos allí, les demostramos que estamos más unidos que nunca y convencemos a todas las personas que podamos. Ellos son el enemigo y solo nos causarán más problemas -contesté yo.
-Bien, en ese caso… Una declaración de guerra. Se hará… Mañana. Alrededor de las 5, se avisará a todo el mundo y de una forma u otra los Subterráneos tendrán que enterarse -dijo Adelaida. Se levantó de la mesa y se fue por la puerta.
Alcé las cejas sorprendida y me levanté junto a Trent.
-Bien, Resnt, haz tú la convocatoria. El resto… Mmm, deberíamos pensar una estrategia para la rueda de prensa. Tenemos que ser directos y claros. Y parecer extremadamente unidos. Mmm… Que cada pueblo elija un representante. Ellos darán el discurso y dirán que… Estamos en guerra -dije empezando a recoger mi mochila del suelo.

Todos los asistentes a la reunión se fueron yendo poco a poco. Mi mirada se posó en Evan, (que parecía terriblemente avergonzado) y luego salí corriendo de allí. Necesitaba llamar a mis padres.

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