domingo, 3 de julio de 2016

Capítulo 29: Justo cuando crees que todo va bien... (Evan)

Serían las once de la mañana cuando noté dos golpes en la barriga tan fuertes que me hicieron sacar todo el aire de mi pulmones.
Me alcé con los ojos de un loco y el corazón a punto de estallarme dentro de las costillas por culpa del susto. Miré a mi alrededor frenéticamente hasta que encontré dos pequeños cuerpecitos encima de mi barriga. Dos risas agudas y alegres salían de ellos y supe al instante quiénes eran.
Mis hermanos pequeños, Yuna y Naim, se reían de su jugarreta. Decidí devolvérsela haciendo de monstruo que les quería comer a cosquillas. Mientras ellos se revolvían intentando deshacerse de mis manos, Eris apareció por la puerta de mi habitación, jadeando.
-¡Ya sabía yo que estaríais aquí! -les dijo a los mellizos y a continuación se dirigió a mí-. Les he estado persiguiendo por todo el Palacio de las Letras. Son increíblemente escurridizos y el tamaño de esto no ayuda nada. Creo que me he perdido unas tres veces o así.
Eris se sentó a mi lado cuando ya tenía bajo control a los dos pequeños monstruitos, cada uno atrapado en un brazo.
-Evan -empezó a decirme Eris-, ¿te gustaría venir a comer con nosotros esta tarde?
Me quedé mirándola unos segundos y empecé a fingir que estaba pensando solo para tomarle el pelo un poco.
-Mmm… Pues… ¿Esta tarde? -le pregunté y ella asintió.
-¡Vente, porfa! -de repente dijo Yuna desde debajo de mi brazo derecho.
-¡Eso! ¡Vente! -repitió Naim desde mi izquierda.
-Venga, vente -volvió a repetir Eris poniendo voz aguda-. Porfaaa.
Empezó a alargar la última letra y mis hermanos pequeños se unieron para formar una especie de cántico diciendo solo la “a”. Esperé hasta que a alguno le faltara el aire pero simplemente paraban un momento y volvían al ataque.
-Vale, vale -me rendí, levantando los brazos y liberando a los mellizos-. Iré.
Con un grito de alegría Yuna y Naim se lanzaron hacia mí y poco después les siguió Eris. Me tumbaron el la cama y me aplastaron. Otra vez.
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Entré en la casa donde había alojado a mis hermanos, mis padres habían venido también pero estaban todo el rato con reuniones. Justo como en casa. Me dio la impresión de que fuese una única habitación pero en realidad era una sala bastante grande en la cual estaba la cocina, el comedor y el salón todo junto sin paredes que las separasen. Después al lado de una pantalla, que estaba delante de unos sofás, había una puerta que dirigía a un pasillo con las diferentes habitaciones para mis hermanos.
Mi hermano de ocho años, Tarin, estaba junto a los fogones cociendo algo en una olla con la supervisión de Jasin y la mirada hambrienta de los mellizos a los que cogía cada uno de una mano.
-¿Adivinad quién está aquí? -gritó Eris desde la puerta.
Mis hermanos giraron la cabeza a la vez y se lanzaron hacia mí, dejando la comida sin vigilancia. Tuve que soltar a los mellizos para agarrar a Tarin y a Jasin y, una vez sueltos, se fueron directamente a por la comida.
-Me alegra mucho volver a veros -les dije a mis dos hermanos medianos mientras les abrazaba muy fuerte.
-¡Ey, vosotros! -exclamó de repente Eris y los mellizos giraron al mismo tiempo sus cabezas mostrando sus bocas manchadas de la salsa roja de los trikles que se estaban haciendo. Los trikles estaban hechos de una pasta de trigo fina a la que podías dar la forma que quisieran. En este caso eran alargados.
Mi hermana fue hacia ellos, los cogió en volandas y los sacó de la cocina.
-Esperad a que todos nos sentemos en la mesa, bichillos -les regañó Eris con voz dulce.
-¿Habéis preparado trikles para comer? -les pregunté a Jasin y Tarin.
-Sabemos que es tu comida favorita -me respondió Tarin mientras Jasin asentía.
-¡Muchas gracias! -dije mientras les volvía a abrazar y después les dejaba libres.
Nos pusimos todos alrededor de la mesa, en la cual ya estaban puestos los platos y los cubiertos, y nos empezamos a servir sin contemplaciones. Supe al instante que todos teníamos hambre.
-¿Sabéis qué? -comentó Jasin después de tragarse una buena cantidad de comida-. La comida la ha preparado Tarin y ha sido la primera vez que cocina. ¿Os está gustando?
Todos empezamos a alabar la comida y Tarin, a la vez que daba las gracias, se ponía rojo.
Una vez terminamos de comer cada uno nuestro respectivo plato de trikles, nuestro cocinero del día se levantó de la mesa y nos trajo el postre. En un gran plato blanco de forma ovalada estaban repartidas distintos tipos de frutas, cortadas y distrubuidas de una manera muy ordenada y apetitosa. Nos repartió, además, un plato blanco pequeño a cada uno para que nos sirviéramos.
-...Entonces Iria le dijo que me dejara de molestar, que si no se podía meter en los asuntos de otras personas -Jasin nos estaba contando cómo conoció a su nueva amiga del País del Papel mientras todos comíamos zampabamos lo poco que quedaba de fruta en el plato grande-, el chico murmuró algo que no me acuerdo y  lueg…
De repente esa pantalla que había en frente de los sofás se encendió mostrándonos un fondo de líneas grises y negras con un sonido electrónico muy molesto. Después de un rato el sonido cesó y el fondo grisáceo desapareció para dar paso el dibujo de un topo. Lo reconocí al instante: el dibujo que había en la carta que le dejaron a Trent. Me puse en tensión y se me pasó por la cabeza mandar a mis hermanos a sus habitaciones pero conociéndolos se enterarían igualmente así que no dije nada. Mi silla estaba de espaldas a la pantalla por tanto me tuve que girar para verla, mi mano derecha agarró el respaldo y lo apretó muy fuerte cuando una voz grave inundó la casa:


Buenos días queridos ciudadanos del papel, cristalinos y fraguanos:
A nadie se le han pasado por alto los acontecimientos que han tenido lugar las últimas semanas. Sabemos de vuestro dolor y vuestras pérdidas pero, tranquilos, de lo que os queremos informar es de la razón de estas acciones.
Hace cien años, nuestros antecesores pusieron fin a una guerra entre nuestras naciones que había durado generaciones y, para que no volviera a ocurrir tal guerra, firmaron un acuerdo por el cual ningún ciudadano debía abandonar su país natal y el que lo hiciera sería ejecutado por traición a dicho acuerdo. Un acuerdo que firmaba el comienzo de la destrucción de nuestras patrias y que fue firmado por los representantes de cada nación: Emir del Reino de las Cumbres de Cristal, Asnur, gobernante del País del Papel y Morch, Draacar Superior del Reino de la Fragua. Desde ese momento este acuerdo sería por todos conocido como el Acuerdo Puro. Pero este supuesto pacto de paz no ha provocado sino la corrupción de nuestras patrias y el hermetismo de nuestros gobiernos. ¿A nadie le extraña que el País del Papel esté gobernado por una niña? ¿O esa extraña relación que existe entre algunos jóvenes draacars con nuestros gobernantes? ¿Por qué ellos no han sido ejecutados? Tenemos derecho a una respuesta, a un cambio de rumbo porque esto, amigos, se llama corrupción. Por eso estamos en contra del Acuerdo Puro que firmaron nuestros gobiernos infames y nos hemos visto obligados a llevar a cabo acciones contra ellos y sus súbditos. Todo aquel que les apoye, todo aquel que traicione nuestras patrias y sus valores, pasará por lo mismo que ya ha pasado el resto de impuros. ¡Sí! ¡Impuros! Nos hemos visto obligados a llevar a cabo acciones de gran magnitud, pero todo este sacrificio, nuestro sacrificio y el vuestro, es para un bien mayor. ¡Juntos podríamos reconstruir nuestras naciones, alcanzando una paz real entre nosotros! Una paz sin dobles varas de medir, sin negocios entre los gobiernos. ¡Juntos podríamos hacer cosas magníficas!
¡Juntos, reconstruiremos nuestras naciones! ¡Juntos ya no habrá más mentiras! ¡Juntos crearemos la estabilidad social que necesitamos!
Estamos entre vosotros, somos vosotros. ¡Unámonos en esta lucha contra los gobiernos corruptos! Solo nosotros podemos acabar con ellos. ¡NOSOTROS, LOS SUBTERRÁNEOS!”